En Remedios de
Escalada jugaban Talleres y Español cuando a los 12 minutos de la primera
mitad, producto de los incidentes en el ingreso a la popular local entre
hinchas y policías, el árbitro Germán Bermúdez decidió suspender el cotejo.
La reanudación del torneo para Gallegos y Tallarines resultó
trunca. En Timote y Castro se jugaron solo 12 minutos y las ganas de ver fútbol
quedaron postergadas debido a que en las inmediaciones del estadio se escucharon
varias detonaciones de la policía y Germán Bermúdez se vio obligado a suspender
el encuentro.
Era un partido de “bajo riesgo”, a pesar de la suma
exagerada equivalente a 80 efectivos que tuvo que pagar Talleres con 48 horas
de anticipación. Unos 88 mil pesos según un comunicado oficial de la institución
de Remedios de Escalada. Pues es conocida la buena relación que hay entre la
gente de Talleres y de Español, una amistad que data de 40 años atrás.
Sin embargo, el operativo de seguridad no logró llevar a
cabo correctamente una tarea, a priori, sin demasiadas complicaciones y
enseguida comenzaron los disturbios. Los encargados del ingreso, al ver
camisetas españolistas que se acercaron a presenciar el cotejo (como suelen
verse de Talleres en el Bajo Flores), comenzaron a pedir documentos, negándoles
la entrada a aquellas personas que no tuvieran domicilio en las adyacencias del
estadio.
Fueron cinco minutos de desmanes y nerviosismo que se
trasladaron al campo de juego. Inmediatamente, el árbitro Bermúdez detuvo el
partido aguardando por alguna respuesta. Cuando la tranquilidad volvió a
Escalada, se sumó otro inconveniente: el generador provisto por la empresa de
televisión se rompió y había que esperar el repuesto. Transcurrida una hora, y
al volver la luz, la decisión estaba tomada y la suspensión era un hecho.
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